Las orquídeas son plantas
herbáceas,
perennes (raramente anuales), terrestres o
epífitas, ocasionalmente trepadoras, algunas veces
saprófitas o, raramente,
micoheterotróficas. Con respecto a las orquídeas epífitas, se dice que pueden llegar a ser eternas. De hecho, en la naturaleza, su supervivencia está ligada a la vida del árbol que las sostiene. Se conocen plantas recolectadas a mediados del
siglo XIX que todavía están creciendo y floreciendo en muchas colecciones.
[7]
Los
tallos son
rizomas o
cormos en las especies terrestres. En las especies epífitas, en cambio, los tallos se hallan engrosadas en la base formando
pseudobulbos que sirven para almacenar agua y nutrientes y que, por lo general, están recubiertos por las
vainas foliares membranosas que se secan con la edad.
[8]

Existen dos tipos básicos de crecimiento dentro de la familia: el tipo
simpodial, que origina tallos múltiples, y el tipo
monopodial, que origina un solo tallo.
[9] El tipo simpodial de crecimiento es el más común dentro de la familia. La mayoría de estas orquídeas presentan pseudobulbos que funcionan como reservorios de agua y nutrientes. La planta sostiene los pseudobulbos casi verticalmente y el crecimiento y desarrollo posterior de nuevos tallos se produce horizontalmente, entre los pseudobulbos preexistentes. Cada nuevo pseudobulbo se origina en la base de los anteriores y, con su crecimiento, origina nuevas hojas y raíces. Las hojas originadas en cada pseudobulbo pueden durar muchos años, proveyendo nutrientes para toda la planta, hasta que se tornan marrones y mueren. Aún sin hojas, cada pseudobulbo continúa sosteniendo el crecimiento y suministrando la energía necesaria para el crecimiento del resto de la planta y para la floración. Algunos ejemplos de orquídeas con este tipo de crecimiento son los géneros
Cattleya, Dendrobium y
Oncidium.
[9] Las orquídeas con crecimiento monopodial, a diferencia de las anteriores, presentan un solo tallo principal que crece erecto e indefinidamente desde el centro de la planta.
[10] Normalmente, el tallo va creciendo hacia arriba y se originan raíces en los nudos, las cuales crecen hacia abajo. La planta, conforme va creciendo, pierde las hojas inferiores a medida que se forman nuevas hojas en el extremo superior. Algunas especies de orquídeas con este tipo de crecimiento son aquellas pertenecientes a los géneros
Ascocentrum,
Phalaenopsis y
Vanda.
[9]
Las orquídeas terrestres a veces presentan
raíces tuberosas. En las orquídeas epífitas, en cambio, las raíces son aéreas y están muy desarrolladas, cuelgan de los árboles y son verdes y gruesas. Las raíces de las epífitas tienen una doble función, son las estructuras que se encargan de captar los
nutrientes que la planta necesita y funcionan, además, como elementos de fijación. Las raíces en este tipo de orquídeas típicamente poseen una
epidermis esponjosa, formado por muchas capas de células muertas a la madurez y con paredes celulares engrosadas, llamada
velamen. El velamen constituye una vaina esponjosa y blanquecina que rodea por completo a la raíz. Si el tiempo está seco, sus
células están llenas de aire; pero cuando llueve se llenan de agua.
[7] Según algunos autores el velamen es un tejido que absorbe agua, según otros nunca se ha observado el paso de agua del velamen al córtex de la raíz. Su función principal parece ser la de protección mecánica, además de impedir la excesiva pérdida de agua de la raíz en períodos de deficiencia hídrica. Además, cuando el velamen se llena de agua se vuelve transparente permitiendo a la luz alcanzar el tejido verde de las raíces y, por ende, facilita la fotosíntesis.
[11] [12] [13]

Diferentes tipos de
hojas en las orquídeas.
Del rizoma o de los tallos aéreos nacen las
hojas, las cuales son simples y de margen entero, generalmente alternas, espiraladas, dísticas o verticiladas, muchas veces plicadas, basales o a lo largo del tallo, a veces reducidas a vainas o a escamas, usualmente con venación paralela y envainadoras en la base. Pueden presentar
pecíolo o ser sésiles y no presentan
estípulas. Las especies adaptadas a períodos de sequía tienen hojas carnosas que cumplen la función de reserva de agua en épocas de escasez.
[14] [15] [3]
Ninguna familia de plantas tiene una gama de flores tan variada. Las flores están altamente especializadas en relación a sus
polinizadores. Son bien conocidas las variaciones estructurales que facilitan la polinización por una determinada especie de
insecto,
pájaro o
murciélago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario